Una buena forma de amar el vino y la gastronomía es saber respetarlo.
Respetarlo en el sentido más amplio de la palabra.
Respetarlo desde antes que naciese incluso, porque cuando respetamos algo, nos respetamos a nosotros mismos.
Escribo esto a raíz de ver en RRSS la cantidad de información negativa referente a productos como vino, alimentos o restaurantes en el mejor de lo casos y más abundantes. Referencias negativas hechas con suficiente saña, como para intentar hacer el mayor daño posible o sin intención, pero seamos sinceros y asumir que todo lo que hacemos tiene su impacto en nuestro entorno, es una realidad.
Entiendo también que una persona con expectativas muy altas sobre lo que espera encontrar y lo que encuentra, pueda manifestar su queja, pero la mayoría de las veces deberíamos aplicar el dicho
“LO que Juan dice de Pedro, dice más de Juan que de Pedro”, deberíamos plantearnos si la persona en cuestión también está capacitada para poder hacer una crítica, tanto negativa como positiva.
Cuando criticamos un vino, por centrar el tiro de la conversación, a veces los parámetros ideales de catarlo no son los ideales, te recuerdo éste post, sobre las preguntas que te debes hacer al probar un vino por primera vez
- Uva, ¿realmente conoces las propiedades de ésa variedad?
- Viña, ¿conoces de primera mano lo que ocurre en la viña?
- Zona, ¿lo conoces personalmente?
- Añada, ¿que tipo de añada ha sido?
- Bodega, ¿que condiciones tecnológicas y humanas dispone la bodega?
- Enólogo, ¿que trabajo ha realizado el enólogo?
- Vendedor, ¿en qué condiciones ha estado el vino expuesto en una tienda o restaurante?
- Tiempo, ¿cuanto tiempo tiene esa botella?
- Momento ¿en qué momento o situación lo estás degustando?
Si el crítico en cuestión se ha formulado todas éstas preguntas, también se debería formular las siguientes (a sí mismo):
- Quién, ¿quién soy yo?
- Qué, ¿Qué he hecho yo en LA VIDA para emponderarme a criticar lo que hace otro?
- Formación, ¿Qué formación tengo yo para valorar éste producto?
- Momento, ¿en qué momento estoy tomándolo? ¿Reunión o placer?
- Situación, ¿que situación estoy viviendo en ése momento? ¿Agradable, estresante? ¿me condiciona para tomar decisiones?
- Motivos ¿qué motivos me llevan a publicar algo negativo?
Con éstas palabras, no quiero decir que nadie se pueda expresar, pero creo que en las redes sociales NO existen las personas cautas, que no valoran el daño que pueden hacer tanto a nivel personal, como profesional.
Pongo el caso de los Semanarios, páginas web, Blogs, instagramers… que recomiendan Restaurantes QUE DIVERTIDO CUANDO HABLAN BIEN DE ALGUIEN y el local está lleno…pero si la crítica es negativa, no han valorado el hace daño que le hacen a:
- Las PERSONAS que allí trabajan, porque se pueden quedar sin trabajo.
- Los propietarios, porque sale dañada su imagen.
- Todo lo que sustenta el negocio, desde el que vende productos de limpiar , frutas, verduras, pescado, carne, bebidas….
Me gusta pensar que todos podemos ser mejores y no hacer daño, porque lo malo muere por sí solo, no hace falta hacerle publicidad, en cambio nos hacemos publicidad mala nosotros mismos al hablar mal de algo o alguien.
Nosotros en nuestro caso seguiremos publicando sólo las cosas que SI nos hacen felices, que aportan felicidad y satisfacción en nuestra vida cotidiana.
¿Realmente tiene algo bueno hablar mal de algo?
¿Alguna vez has hecho una crítica que luego no era para tanto?