[vc_row][vc_column width=»1/1″]Ayer me pasó algo curioso y quería compartirlo con vosotros….estábamos viendo comparativas de vehículos por tipo, comparaban los coches eléctricos entre ellos, los familiares, híbridos…. y sin entrar en el tema coches hubo una frase que especialmente me gustó mucho:
«Está muy lejos de lo que promete el fabricante», una frase que me hizo reflexionar sobre la cantidad de cosas que nos prometen y que luego podemos obtener dos resultados:
- No es verdad, no llega a lo esperado y ni se acerca por asomo.
- No sabemos sacarle el máximo rendimiento al producto en cuestión.
Y pienso en un coche… si me compro el que me gusta (y puedo) obtendré éste resultado:
- Si me dicen que a 120 es estable y que tiene buenos acabados, puedo valorar si es lo esperado y confirmar que no es lo que me vendieron, o sí!, aunque mi opinión es muy diferente si ya he tenido varios coches o no, de lujo o utilitarios.
- Y si no sé sacarle el máximo rendimiento, por ejemplo en la velocidad, y me dicen que alcanza 210 km por hora nunca lo sabré, porque no lo voy a intentar…o que si es un 4×4 sube y baja montañas imposibles, tampoco lo sabré si nunca lo llevo al monte.
Si pensamos en un vino, opino que muchas veces nos cuentan cosas que no son del todo verídicas, y digo,no del todo, porque es cierto que la cata al ser sugestiva pues puede que esté y puede que no, pero igualmente siempre habrá dos resultados:
- Que no es verdad, que no te encuentras el vino que te han prometido, aunque tu opinión sea variable en función de la cantidad de vinos que hayas probado. O si y todos contentos.
- Que no sabes sacarle el máximo rendimiento, porque no tienes las herramientas adecuadas como una buena copa, un aireador, un buen abridor, un buen maridaje o la optima temperatura de consumo.
Así que mi conclusión es:
- Que no debemos creernos todo lo que nos dicen y para eso es necesaria la experiencia y el buen asesoramiento.
- Que para sacarle el máximo rendimiento a algo debemos probarlo en su contexto, con las condiciones idóneas y con experiencia previa.
Me gusta pensar que hay gente honesta que hace vinos honestos, pero desgraciadamente, a veces, no es así y te encuentras etiquetas que te cuentan cómo es lo que te vas a encontrar en la botella y muy lejos de la realidad y de la prosa y el verso que le pongan, el vino es en cuestión un insulto para los que aman y quieren saber cada día más de vinos, y hacen el esfuerzo económico mayor o menor para probar una zona, variedad o un tipo de vino.
Me gusta ver que cada vez hay más bodegueros que se suman a la venta responsable y que aunque hagan vinos «baratos» los hacen bien, como si hicieran los «caros», para las personas que quieren tomarse un vino, pero no quieren gastarse una fortuna, o no pueden…y casualmente estos bodegueros son los que menos historias interminables te cuentan en sus etiquetas.
Y creo que la próxima vez que vea una etiqueta que me prometen la luna y no esté dentro de la botella, llamaré al bodeguero, para reclamársela. Y que me explique el punto 1 y me haga llegar al 2.
Y seguro que la próxima vez que me intenten vender un vino dónde me aseguren que está la luna dentro, no lo compraré.
Que no nos cuenten cuentos.
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