Espero no ser la única que parece que el tiempo y la vida se le escapa entre los dedos y no es capaz de centrar el pensamiento en una cosa, para que cada momento cuente y no se desperdicie, más ahora que hay más horas de oscuridad, llega el frío (por fin) y por suerte, más horas en casa con la familia.
Llega el Otoño con aires de navidad ya a la vuelta de la esquina, y buscamos música, alimentos, imágenes y sabores con olor a apego, amor, familia, casa y al lugar dónde nos sentimos seguros y a gusto, protegidos.
Por mi cabeza pasan miles de pensamientos (en cuestión de segundos), ideas, recuerdos, momentos vividos, y es una sensación que la mayoría de las veces te hace vivir en una doble realidad, en una constante que cambia y que permanece muy activa, a veces como una montaña rusa que te hace sentir muy bien, o incluso muy mal, que sube y baja para hacerte recordar y ver, incluso imaginar.
Pero a veces mi mente PARA, y para en seco, y ese momento es cuando algo capta mi atención por completo. Es casi mágico, cuando dejo de pensar y puedo concentrarme en pensar una sola cosa, en prestarle atención a lo que estoy haciendo… y eso me pasa cuando algo me capta, me llena, es nuevo y desconocido, y le presto mis cinco sentidos para conocerlo y reconocerlo, para hacerlo mío y empieza a formar parte del baúl atestado de trastos que vive dentro de mi azotea… y pienso:- Bienvenido, ya no saldrás de ahí nunca más.
Últimamente me pasa pocas veces, pero cuando pasa me siento feliz.
¿Porqué cuando ocurre, comienzo a buscar dentro de mi disco duro para enlazarlo con algo ya conocido, con un registro ya creado, con una experiencia ya vivida?
Porque somos recuerdos, y lo vivido queda grabado a fuego, nos guste o no, lo bueno, lo malo y lo regular también.
Y hace unos días ocurrió.
Descubrí los Perfumes Absolutos de Atelier Cologne, y pararon el tiempo (no os riáis, pero es como lo representaban las hermanas Wachowski en la película Matrix, que el tiempo se para y una cámara gira alrededor de los actores) y a mí realmente me ocurre.
Nuevos registros, nuevas experiencias, viajar en el tiempo es posible, a sitios dónde nunca has estado o quizá sí, en tus sueños, has viajado a esas pelis que te emocionan tanto pero sólo las conoces en una caja cuadrada frente a ti, pero cuando te dicen que ese aroma medio dulzón, algo amaderado, extraño y profundo es Incienso de África, lo entiendes todo, ahí cobran sentido todas las tardes frente a pelis antiguas.
Todos me llamaron la atención, pero eran muchas emociones juntas, y me centré en uno bastante clásico OUD SAPHIR (las notas olfativas las he sacado de su web) éste en concreto me llevó a Madrid centro, a mis paseos por el Rastro de Madrid sintiendo el calor de la mano de mi padre llevándome para no perderme entre la multitud, a esperarle ansiosa en la entrada del Teatro La Latina, a invierno, lluvia, callejones, librería antigua, lápiz, recuerdos a conversaciones eternas para comprar un disco de Marifé de Triana, a los caramelos de violeta de la Puerta del Sol, a regatear en los puestos como una autentica fiera, a cazadora de cuero de segunda mano, a mi primer cigarrilo… recuerdos a lo que más me gustaba de pequeña, de adolescente y de mayor.
Notas altas
Bergamota de Calabria, Ambrette de la India, Pimienta rosa de China
Notas de corazón
Hojas violetas de Grasse, Jazmín de Egipto, Cuero de gamuza
Notas base
Acorde oscuro de oud, Madera de abedul de China, Vainilla de Madagascar
No creo que esto sea ajeno a nadie, a todos nos pasa, sólo hay que hacerse un especialista en tener momentos que paran el tiempo, en que se produzca un Matrix y viajar, pensar, creer, recordar y jugar a ser pequeño, a que las cosas carezcan de valor (en dinero) y florezcan valores con sentimientos. Ahora que se acerca la Navidad, tan llena de compras, regalos, detalles, hagámoslo desde el sentimiento.